EL PEREGRINO UNA PROPUESTA PLÁSTICA DEL
COLECTIVO PARA COLOREAR
A continuación, presentamos una corta
reflexión con respecto a la propuesta elaborada por el Colectivo para Colorear
el día lunes 3 de febrero en la vereda La Cima, ubicada en El Castillo, Meta:
Foto tomada por Lucas Rodriguez. |
“El círculo se había cerrado y en él,
taciturno y pálido, reposaba Peregrino, un ente tallado cuya inspiración se
basó en los exvotos; aquellas representaciones diminutas de cuerpos parafinados
que se brindan a modo de ofertorio para así poder sanar diversas dolencias del
cuerpo, y por qué no, del espíritu.
Foto tomada por Lucas Rodríguez. |
Foto tomada por Paola Donato |
A esa hora, el ocaso permitía sentirnos más
frescos, aunque todavía quedaban secuelas de un abrasador sol. Cada vez más
silencio alrededor, una suerte de sentimiento sacro surgió allí, el deseo
sincero de la escucha y participación.
Decidimos tomar la palabra.
Foto tomada por Lucas Rodríguez. |
La función del parafinado Peregrino, además
de viajar con nosotros e irse, poco a poco, cargando de la energía resiliente
de las y los pobladores, era contener el dolor, en la manera más directa y
literal que la palabra nos es posible narrar. Sobre su bicéfala cabeza, un
cuenco se alzaba con sorda calma. Su elaboración, en cera de abejas, poseía la
particular característica de enhebrar una llama con gran facilidad, además de
varios pabilos ocultos que en él reposaban.
Ese cuenco del Exvoto daba paso a la
purificación, por medio de la llama, para consumir aquello que cada uno habría
de meditar y depositar en un papel, adentro del Peregrino. Al sumar todos los
dolores, al sentir cómo la pirólisis colectiva crecía más y más, se permitía a
los presentes entender que en el dolor no estamos solos. Teníamos la
posibilidad de dejar un peso atrás en este largo viacrucis, y apoyar, sobre la
cabeza del exvoto, aquello que deseábamos limpiar.
Diversos papelitos eran vertidos y, al
igual que los pabilos, retenían la llama como un baile sinuoso en la noche. Violencia,
odio y temores entraban sin discriminarse entre sí, para permitirnos compartir el
dolor de todos, porque solo así no nos apagaríamos y, por ende, podríamos
purificarnos. Cada vez que las personas depositaban un papel, una carga física
residía en el fuego, manteniéndose cálido y poderoso, sintiéndose nuestro. Un
lucero surgía ante nosotros, de sanación y empatía.
“Perdón, Señor, de tu pueblo ten piedad,
perdón, Señor… Enséñanos a perdonar…”
Un murmuro cantado reafirmaba esa sensación
de cura, de búsqueda de alivio. Entonces, con un gesto de nobleza, Peregrino se
inmoló.
La llama siguió en el transcurso de la
ceremonia, pues habíamos de continuar. Lentamente se fue consumiendo el Exvoto,
las penas se disolvieron en el espacio, en el centro de aquel colegio ubicado
en La Cima. Permitía entonces, reflexionar mirando al fuego, saber que ahí se
contenía un dolor tan grande, que desbordaba lazos de luz y cera. Cada minuto
era limpieza, cada palabra se abrazaba entre nosotros. Al finalizar, un leve
fuego surgía sobre el asfalto, el dolor colectivo había purificado a Peregrino,
con un suave respirar reposando en el ambiente.
No creemos que sea casualidad la
culminación del acto de memoria esa noche. Pues finalizó al mismo tiempo en que
la última llama se extinguía, restableciendo, por ese momento, la catarsis que
sólo pudo ser lograda en comunidad. El Exvoto nos había ayudado. Y ahora su luz
descansaba en todos nosotros.”
Créditos y contactos
fotografiayterritorio@gmail.com
elkin_evangelion@hotmail.com
Texto principal: Paola Donato Castillo
Diagramación: Paola Donato Castillo
Acción el peregrino: Colectivo para
colorear
No hay comentarios:
Publicar un comentario