I. Tres décadas de
Memoria y Evangelización.
Desde el año 1993 los Misioneros Claretianos hemos venido acompañando la región del Alto
Ariari, en el Municipio de El Castillo.
Por efectos metodológicos hemos
definido algunos periodos que nos
ayudaran a entender los énfasis de
nuestra acción pastoral en la Justicia y la paz .
Un primer periodo Podríamos
delimitar entre 1993 y 2000 al que
denominamos, acercamiento y presencia, el énfasis de nuestro acompañamiento se
centro en las viudas
y huérfanos, familiares de víctimas del exterminio de la Unión patriótica.
Durante esta época los Misioneros Claretianos, a través de
la Comisión Claretiana de JPIC, hicimos
parte del Proyecto Colombia Nunca Mas, que agrupo a 18 organizaciones de
derechos humanos que se dieron a la tarea de recoger la memoria histórica de
los crímenes de Lesa Humanidad cometidos
en Colombia. Este proyecto llego a publicar un informe sobre la Zona 7 que correspondía
a la región del Meta.
Las celebraciones religiosas siempre fueron un ejercicio de
conmemoración de las masacres, de los asesinatos. Fueron y son un espacio de re- elaboración de los duelos y las heridas, recontar y contar los hechos desde la perspectiva de las
victimas, haciendo un acompañamiento
cotidiano y en la construcción de la confianza mutua. Fue acompañar el ejercicio de la memoria como
un hecho permanente por que se vivía en la
constate confrontación con la
Muerte.
Los encuentros comunitarios, en torno a la Lectura Popular
de la Biblia como una posibilidad de leer la realidad con ojos de esperanza en
medio de los asesinatos y las
desapariciones que no han dejado de suceder en esta región, siguen siendo un
lugar donde acontece la memoria y la posibilidad de hacer duelo, es un lugar
donde la resiliencia acontece de una forma especial, ya que por un lado se da
un proceso de sanación personal y fortalece los tejidos comunitarios.
Los dibujos, los diálogos, las conmemoración, la cartografía
social, fueron los elementos para recoger la memoria del extermino de las organizaciones de
izquierda nacidas en el alto Ariari, de
la desaparición y asesinato de cientos de campesinos y campesinas. Este proceso
se realizó desde una perspectiva integral.
Un segundo periodo entre el año 2000 y 2005, al que hemos
denominado, invasión, éxodo y
desplazamiento. En este nuevo
periodo de violencia, El Castillo volvió
a vivir los rigores de la violencia institucionalizada por el Batallón 21 Vargas de la 7 Brigada
quienes permitieron el ingreso de los paramilitares sobre el pretexto de una
lucha contra la insurgencia y una retoma del territorio luego del frustrado proceso de dialogo del gobierno de
Andrés Pastrana con la Guerrilla de las FARC-EP.
En esta época el ejercicio de la memoria se continuo de la
mano con el acompañamiento sicosocial de
las victimas de los asesinatos, desapariciones
masacres.
Los velorios, las Eucaristías de exequias , los novenarios
se convirtieron en espacios de catarsis, protección y resilencia para los familaires de las victimas y para la comunidad en general. Cada acto religioso fue la posibilidad de
nombrar y de conversar sobre lo que en
otros espacios no se podía hablar.
En el 2002 cuando El Castillo y los municipios del Alto
Ariari recibían el premio Nacional de paz, la misión claretiana acompañaba los familiares de asesinados por
paramilitares con el silencio cómplice
del Ejercito y la Policía.
En el 2002 a pocos días del asesinato y desaparición de
Eider Quiguanas por parte del Ejercito
se acompaño a la Familia Quiguanas a poner los primeros ladrillos de lo
que hoy es el monumento que se encuentra en la Vereda la Floresta a 4 horas de
camino de Puerto Esperanza. Allí en medio
de la militarización de la región se realizaron unas exequias sin cuerpo
presente porque el cuerpo lo han desparecido, el ejercito se lo llevo y hasta
el día de hoy no se ha podido recuperar el cuerpo que posiblemente esta
enterrado en el Cementerio de Granada-Meta.
Allí donde cayo el cuerpo sin
vida, allí donde asesinaron a Eider celebramos la Eucaristía.
Durante esta época se generó el desplazamiento de mas de 700
familias de las 22 veredas que hacen
parte de la misión claretiana y en
conjunto con la Comisión Intereclesial de Justicia y paz se inició un
acompañamiento a 35 familias de las veredas de la parte alta de El Castillo.
El ejercicio de memoria no estaba enfocado solamente en los hechos
victimizantes sino en lograr establecer un marco de comprensión de lo que
estaba pasando, cada 8 días nos
reuníamos con las familias desplazadas para intentar responder algunos
interrogantes :
Que había pasado?
Quienes eran los
responsables?
Porque había sucedido?
Quienes eran los
desplazados?
Quienes los desplazadores?
Durante tres años se
realizaron ejercicios de recuperación de
la memoria historia de la colonización
del Ariari, las reuniones con los abuelos,
contar las historias de vida en
medio de las reuniones comunitarias fueron
los elementos para responder a esas preguntas.
En medio delos asesinatos y los desplazamientos unos en el
Castillo y otros en el destierro se fue organizando la posibilidad del retorno.
Y es así como nace CIVIPAZ como la concreción
de regresar a la región en medio
de la invasión Militar y Paramilitar.
La misión Claretiana
en un momento en que ninguna otra organización humanitaria hacia presencia en la región logro visitar cada vereda y cada familia,
acompañar desde la presencia, llegamos a las casas, para generar confianzas y sobre todo para manifestar que no estábamos solos, luego
de los bombardeos, de los asesinatos, de los saqueos, nuestra pastoral fue ESTAR, acompañar.
A partir del 2005 podríamos definir un tercer momento: La Memoria como regreso, reconstrucción y Esperanza, se concreta el retorno de CIVIPAZ y con
ellos la muchas otras familias que
vieron la posibilidad de regreso
como un hecho real, aunque un poco
utópico por la presencia paramilitar en la región.
La misión Claretiana
ha permitido los espacios
conmemorativos que en su momento
eran impensables e imposibles,
conmemorar el primer año del asesinato de Lucero y Yamid Henao en medio del absoluto control
paramilitar y en medio del abandono y la
desolación que se encontraba Puerto Esperanza
Este tercera momento
esta caracterizado por lo que podríamos llamar una cartografía de la memoria,
es decir ya no solamente se realizaban actos conmemorativos, simbólicos y
religiosos sino además se empezó a marcar el territorio con los testimonios de
la memoria, es decir se empezó a
construir un patrimonio cultural que evidenciaba físicamente las heridas de la
guerra. Por eso este tercer momento se caracteriza por la construcción de
monumentos, cruces, placas, jardines,
vuelven a aparecer como marca indeleble de la memoria hecha resistencia
y vida.
La construcción de
monumentos de la memoria.
El ejercicio de la memoria fue un acontecimiento
permanente, al instante de los hechos
violentos se fueron marcando los lugares de la muerte y la barbarie, no como un
acto de venganza sino como lugares de vida y esperanza, marcar el territorio
como expresión lucha contra la impunidad. Es lo que después empezamos a llamar
la cartografía de la memoria.
Los monumentos de
memoria existentes en el Municipio de El Castillo fueron construidos por las familias de las
victimas, han sido realizados a través
de los años, la Misión Claretiana ha
acompañado esta elaboración, hemos sido testigos, de estas marcas sobre el territorio, que
pretenden hacerle frente a las lógicas del olvido y sembrar la esperanza en
medio del dolor. Marcar los sitios fue a la vez un acto de resistencia ante el
olvido y la historia oficial que jamás reconoce la voz de las victimas.
Cartografía de la
Memoria acompañada por la Misión
Claretiana.
a.
Eider Quiguanas. Vereda la Floresta, en cada conmemoración se ha ido configurando Asesinado
por el Ejercito el 29 enero 2002 y presentado como guerrillero Muerto en
Combate.
b.
Lucero Henao y Yamid Daniel Henao : Las Cruces de la Esperanza El Encanto
Asesinados el 6 de Febrero de 2004 por Paramiliatres.
c.
Humberto Ballen : La cruz SIN OLVIDO el Encanto asesinado el 24
septiembre 2003
d.
El Árbol de la Vida: CIVIPAZ. Memoria de las
Victimas del Alto Ariari.
e.
Reinaldo Perdomo. Vereda la Esmeralda. Asesinado
por Paramiliatres 12 Agosto 2003
f.
La placa de la memoria: Mario Castro Bueno.
Asesinado 1 de Noviembre 2002
g.
Santuario de la Memoria de las victimas Medellín del Ariari.
h.
Bosque de la Memoria. Zona de Biodiversidad
María Mercedes Méndez. Asesinada 3 de junio de 1992 con otras 5 personas.
Las conmemoraciones
El ejercicio de la memoria ha pasado por la realización de
actos públicos de memoria en las fechas de los crímenes, en algunos momentos con actos masivos donde
han participado hasta 1000 personas y en otros casos en un ambiente familiar o veredal
Entorno a la celebración de la Eucaristía se han realizado
ejercicios de recuperación de la memoria de las victimas, recuperando su vida
personal, política, productiva, afectiva, militante.
Las conmemoraciones fueron la posibilidad de volver al
territorio de conocer y reconocer lugares que para muchos no era
conocidos, jóvenes de Medellín del
Ariari, que jamás habían visitado el
nacedero del acueducto o la vereda la Floresta , jóvenes que jamás habían
subido a Puerto Esperanza, la misión Claretiana permitió romper los muros de la estigmatización y
permitió el reencuentro de las victimas.
El Listado de conmemoraciones seria largo, pero cada mes del
año tiene por lo menos 10 victimas que recordar. El Calendario de Memoria que
se mantiene en las paredes del templo Santuario de la Memoria de Medellín del
Ariari, es un ejercicio permanente de memoria, ya que quienes llegan a
visitarlo y encuentran el nombre de
alguna persona conocida, inmediatamente empiezan a recordar momentos de la historia
del pueblo y de su propia vida.
Los diálogos
interpersonales.
La reconstrucción de la memoria ha sido también un ejercicio de
acompañamiento sicosocial y espiritual que
se ha venido realizado de manera permanente y cotidiana, la escucha
y el estar presentes en los momentos críticos post- victimización y en el largo periodo de resilencia y
reconstrucción, necesita de una profunda
experiencia de dialogo, de permitir que la palabra pueda ser un acto sanador.
Visitas a las casas, se constituyeron en actos simbólicos y de
sanación que permitieron acompañar a
distintas personas, la casa como lugar de encuentro fue donde aconteció
mayoritariamente los espacios de dialogo y escucha. Estos
diálogos permitieron asumir la situación
y entenderla en el marco de la violencia que se ha vivido
por mas de 50 años.
El inicio de la construcción Santuario de la memoria en Medellín del Ariari
marca el inicio de un cuarto momento a
partir del año 2009
Un ejercicio de síntesis
y un espacio sagrado para la memoria es lo que se viene construyendo en
el Templo de Medellín del Ariari, un
lugar para plasmar los nombres de las victimas,
un lugar para dejar la experiencia de la muerte y pasar a la experiencia de la vida, de la
memoria , de la resurrección.
Esta idea o estrategia de memoria pretende ser un acto
profetico frente a una situación que generó la ley 975 o la 1448 ley de
reparación de victimas y restitución de tierras. Estas leyes
generaron una monetarizacion de la reivindicación de las personas
asesinadas, hizo carrera la expresión
“estoy esperan que me lo paguen” estas leyes aprovechándose de las necesidades
básicas de las personas ilusionaron con la idea de una preparación
económica. Por eso el Santuario de la
Memoria pretende ser un espacio que va más allá de un acto oficial e
institucional.
Para este periodo, la memoria, la reparación integral y la
justicia, fueron expresiones que por un lado se vaciaron de contenido y por
otro se pusieron en la esfera institucional, de allí que la Misión Claretiana
sin renunciar al dialogo en el marco de
la ley, si busco mantener la memoria como una expresión de significación y
memorial de la violencia vivida, que las ofertas institucionales pretenden
banalizar y cubrir con el manto del olvido la impunidad que ellos quieren
mantener.
Ofertas
institucionales de memoria, llegaron al municipio que tuvieron que afrontar el
dialogo con las practicas que se han llevado en el municipio, la gobernación o la alcaldía no pudieron
llegar a imponer unas políticas publicas que muchas veces desconocen la versión
de las victimas, como lo fue el inicio del proyecto del Parque regional de
Memoria histórica de El Castillo.
II. UN MINISTERIO EN TIEMPOS DE CONFLICTO: LA CONSOLACIÓN
"Por amor es que debemos transformar esta sensibilidad en
actos por la justicia,
en lucha por la vida. Si no se produce, sino no hay como consecuencia el necesario
desprendimiento de nuestro bienestar
material, de nuestra tranquilidad personal, el amor no será amor y las
lagrimas furtivas serán solamente sensiblería
para amortiguar el egoísmo. Es triste que nuestro amor haya estado
ligado a la contraposición del odio que ocasiona la muerte.
El verdugo odia y los defensores de los derechos humanos amamos.
Los egoístas quieren todo para sí
y los que amamos la vida estamos dispuesto a compartir hasta nuestros
sueños con el egoísta
La vida y el amor, el amor y la vida, van unidos como un concepto
y como sentimiento en los defensores de los derechos humanos.
Nadie puede defender la vida sin amar y nadie puede amar sin
realmente defender la vida"
Josué Giraldo, Asesinado por paramilitares el 13
de octubre de 1996
PUNTO DE
PARTIDA.
Una opción: Los pobres
Nuestra práctica
y nuestro quehacer teológico es producto de una serie de opciones de fe que
naturalmente nos guían y nos conducen a compromisos muy concretos.
La opción por
los pobres, en este caso, hace parte de nuestra confesión de fe. El asumir un
compromiso en solidaridad con quienes el sistema excluye y elimina hace que nuestra opción sea dinámica y exija de
nosotros una postura frente a las
diferentes situaciones que ellos viven.
Esta opción es
fruto de la experiencia de fe surgida en el caminar con las comunidades, los
barrios y las veredas donde hombres y mujeres siguen construyendo la esperanza
en medio de la persecución y el exterminio.
Esta opción es
fruto del caminar de Dios con su pueblo,
es un caminar que hace que la fe se ensanche, que se vea la historia como
historia de salvación y como lucha por la liberación.
En este caminar
los pobres han sido victimizados
doblemente, por una lado, siendo excluidos por el sistema neoliberal, por otro
al generar procesos de organización y resistencia son señalados, estigmatizados
y hasta exterminados, y por ultimo son victimas de la impunidad que reina en
nuestros países.
Dios esta
escuchando la voz del pueblo Latinoamericano y del tercer mundo que se debate en una profunda crisis,
generada por la acumulación del poder en unos pocos, y por la consolidación de
las estructuras generadoras de injusticia. Provocando en el pueblo diversas
manifestaciones de inconformidad. Esta lucha de poderes que se viene
agudizando, genera confusión y hasta señalamientos, en donde los pobres
nuevamente son víctimas.
Un lugar: Las
victimas
Para nosotros como cristianos el punto de partida
es Jesús de Nazaret, y en coherencia con su
seguimiento lo son también las víctimas, los pobres, los excluidos los
que el sistema de justicia no protege sino que condena.
Las víctimas no solo han tenido que sufrir la violencia del
Estado como expresión del conflicto
armado , sino que también han sido condenándolos a muerte, al hambre, a la falta de educación y
empleo, que cuando exigen sus derechos
son exterminadas y además estos crímenes han gozado del favor de la
impunidad.
Para ellas no
hay régimen de derecho que las proteja, a
pesar de existir hoy en día una legislación que dice protegerlos, pero como lo
podemos ver en las ultimas semanas con mayor esplendor hoy se erige un ejercito anti-restitución de
tierras, bajo la mirada cómplice del ejercito y la policía, y de los mecanismos
de impunidad protegen a los victimarios.
Un ministerio de
la consolación se debe ubicar desde el
lugar de las victimas ocasionadas por las estructuras generadoras de
injusticia, de opresión, acompañar a quienes han sido victimizadas por la
violencia que es causa de la injusticia.
Una pastoral: La Consolación
En este contexto
de opción y lugar se enmarca el misterio
de la consolación, acompañar a las víctimas de las violaciones a los derechos y
Crímenes de Lesa Humanidad.
Acompañar
personas o comunidades a las que su dignidad y sus utopías se han sido rotas
por la represión, no es solamente una actividad psicoterapéutica de
restauración, es un testimonio de esperanza y vida que se debe enmarcar dentro
del ministerio profético. “Consolad,
consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios”Is 40,1. Estas palabras de Isaías
nos recuerdan los sueños de Yahvé sobre el pueblo de Israel, él quiere la
restauración y la reconstrucción de una pueblo que ha sido oprimido, y
destruido. Por eso el ministerio de la consolación entendido como una acción
profética será el camino de la resistencia.
El ministerio de
la consolación en zonas golpeadas por la violencia (social y armada), es una
respuesta evangélica de resistencia y compañía, de compasión y solidaridad. No
es una actitud lastimera o de sanaciones interiores vacías y alienantes. Es un acto de profunda escucha y
acompañamiento.
Es un gastar la
vida desde el principio de la misericordia, compartir de corazón el dolor con
aquel que ha sido golpeado, ultrajado e incluso negado toda posibilidad de
justicia.
Consolar es
reconstruir desde las cenizas, es acompañar en la recuperación de la memoria de
la victimas y en la reconstrucción del
tejido social desecho por la guerra.
Consolar en
medio de la guerra es promover la resurrección de las victimas, su dignidad y
sus utopías, es la consolidación de los espacios comunitarios como mecanismo de
resistencia. Proclamar y hacer historia el discurso de las bienaventuranzas. “Bienaventurados los pobres de espíritu, ... bienaventurados los
perseguidos por causa de la justicia...” Mt 5,3ss. Construir la felicidad y
la dignidad, aunque el victimario quiera lo contrario. En este camino se debe promover que las
victimas sigan siendo sujetos históricos y políticos,
y no se conviertan en
depositarios de la limosna, la lastima o la “caridad” de los demás.
La consolación
parte del principio del reconocimiento propio, es decir reconocerse como ser en
el mundo, incluso reconocerse como victima de este sistema, quien ejerce este
ministerio no debe ejercerlo como quien esta sano y va a curar al otro.
“ El samaritano que iba de camino llegó junto a él
y al verle tuvo compasión, se acercó y curó sus heridas” Lc 10,33-34ss,
el samaritano se reconoce como excluido del sistema, como victima y desde esta
condición es capaz de sentir compasión, incluso es capaz de consolar. En este
sentido quien ha sentido el dolor es capaz de curarlo. No se trata de hace una
equivalencia absoluta sino una analogía de proporción. Quien siente la necesidad de
consuelo es capaz de consolar.
En este sentido
la consolación es el compromiso por la eliminación de las causas que generan la
injusticia, el dolor. La consolación es por lo tanto una realidad que está
mediada por verdaderos actos de solidaridad y búsqueda de la justicia, el
camino testimonial de la misericordia de Dios.
El ministerio de
la consolación se ha de ubicar en el contexto político y social de las víctimas,
en los intereses ocultos o explícitos de los victimarios de tal manera que este ministerio no se
convierta en un instrumento de impunidad o alineación
Desde el
ministerio de la consolación la asistencia humanitaria tiene sentido en la
medida que contribuya a la resistencia y a la generación de procesos de
organización por la reivindicación de sus derechos como pueblo.
Consolar no es
renunciar a la búsqueda de la justicia, es contribuir a solucionar las causas
de la aflicción, por eso el ministerio de la consolación debe estar unido a los
procesos de resistencia y organización de las comunidades.
Los asesinatos,
las desapariciones, las torturas, los bombardeos ocasionan en las personas y
comunidades profundas heridas que generan terror con la intención de
inmovilizar a las victimas. Consolar a
viudas, huérfanos implica:
Primero: borrar
el sentimiento de culpabilidad que los victimarios dejan sobre sus víctimas, “ Si lo mataron fue
porque algo debía” es reconocer que
quien ha sido asesinado, torturado o desaparecido es una persona digna, sujeto y hacedor de historia.
En segundo lugar es devolver la confianza en sí mismo, valorando el ser querido
perdido y reconocer que somos
continuadores de un caminar que ha sido truncado, reconocer su causa y sus
utopías.
En tercer lugar
es reincorporar a las personas a la
comunidad, es la reconstrucción del tejido social. En cuarto lugar es reconocer
que los familiares de victimas tienen tres derechos innegociables: la Justicia,
la verdad y la Reparación integral.
Es hora de la
esperanza mayor, por que cuanto más oscura es la noche mayor será la claridad,
es hora de la resistencia y de la consolación, es hora de las utopías y de los
sueños imposibles, por que caminando hacemos camino, es hora de la paz.
Equipo Misionero Medellín del Ariari
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